Erika Lomelin Castellanos

Podría decir que la arquitectura siempre estuvo en mi, pues de pequeña me encantaba construir ciudades con legos y dibujar en papel mi casa soñada, la cual era una casa gigante con espacio para 4 autos porque así era como yo creía que se veía la felicidad en ese entonces. 

Pero cuando entré a la carrera de arquitectura me di cuenta que diseñar casas enormes a las cuales solo una pequeñísima parte de la población tendría acceso definitivamente no era lo mío. Mientras muchos soñaban con hacer el rascacielos más alto del momento yo no tenía claro lo que quería hacer, pero sabía que eso no me hacía feliz. 

Además pensaba… ¿Cómo me voy a dedicar a algo que contamina un montón cuando en casa estoy tratando de separar la basura y ahorrar agua? No tiene ningún sentido. Si me gustaba la arquitectura, pero no en la manera en que la estaba aprendiendo. ¿Pero entonces como? 

Unos años atrás había participado en un servicio social donde aprendí a hacer ladrillos de adobe pisando con los pies descalzos la mezcla de tierra, paja y excremento de vaca. ¡Wow! Eso si que me dio felicidad. Lo más lindo de todo fue que las personas de la comunidad aprendían junto con nosotros, así en el tiempo en que estuviéramos ahí les ayudaríamos con sus casas, pero al momento de irnos ellos podrían hacerlo solos. Como eran construcciones naturales, tenían todos los materiales gratis y accesibles. Este tipo de arquitectura si que tenía sentido. Esa fue la primer semilla que se quedó en mi (aunque no lo sabía en ese momento).

Durante la carrera, con la esperanza de encontrar el tipo de arquitectura que tuviera sentido y se alineara con mis principios, busqué alternativas de arquitectura sustentable. Y si, encontré muchas técnicas de construcción con materiales naturales… pero algo hacía falta.

Hasta que encontré... ¿Una casa hecha con llantas? ¿Qué clase de locura es esta? Pues esa locura ya tenía nombre, apellido y años de experimentación. Se le llama Earthship Biotecture (Bioarquitectura Nave Tierra) y no solo se trataba de una casa hecha con basura, sino que era completamente autosustentable. Estas casas no necesitaban conectarse a ninguna red de servicios porque lo hacían todo por si solas y además contaminaban mucho menos que cualquier casa tradicional.

¡Siiii! Lo he encontrado! He encontrado mi camino. 

Entonces decidí que en cuanto terminara la carrera  me iría a Taos, Nuevo México a aprender esta técnica con el mismísimo Michael Reynolds, quien fue el creador de este concepto. Y así lo hice. (Con dos años de retraso porque se nos atravesó la pandemia.)

En 2023 creo mi marca Vía Nativa para compartir contigo mi pasión a través de mis cursos de bioarquitectura y con un poco de suerte sembrar una semilla en ti como hace muchos años alguien lo hizo en mi.

Yo estoy lista, ¿y tu?

TRAYECTORIA

Licenciatura en Arquitectura, ITESO. (Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente) Jalisco; México.


2013 - 2019

Urbanista en Estudio 3.14 Jalisco; México.


2019 - 2021

Estudiante en Earthship Biotecture Academy. Nuevo México; Estados Unidos.


2021

Estudiante en Taller de Construcción con Superadobe por Igloo Kokolo. Jalisco; México.


2022

Estudiante en Taller de colectores solares por Sumando Energías. Online.


2022

Practicante en Earthship Biotecture.
Nuevo México; Estados Unidos.

Estudiante de Bioconstrucción con tierra por Nace una semilla. Online.


2022

Impartición de cursos presenciales “Curso-Taller de Bioarquitectura”. Jalisco; México.


2023 - Actualmente

2023


2023

Diplomado en Bioarquitectura y Construcción natural por NAMASTEAM. Online